martes, 24 de julio de 2012

El concurso de 1922 en Granada


Promovido por Falla, Lorca e Ignacio Zuloaga, y apoyado por el Ayuntamiento de Granada, aquel concurso tenía varios objetivos: marcar la diferencia entre el cante jondo – de orígenes antiquísimos, según Lorca y Falla—y el cante flamenco – creación, según ellos, más reciente--; ganar respeto para el cante jondo como arte; preservarlo de la adulteración musical y de la amenaza de los cafés cantantes y la ópera flamenca; premiar a los cantaores no profesionales, y demostrar la influencia que habían tenido el cante, el baile y el toque jondos no sólo en la música española, sino también en la francesa y la rusa. El concurso fue un atrevido intento de conectar el arte musical de Andalucía con el arte “universal”. 


Y Dijo el poeta...


Por la magia de la radio y del tiempo, hemos estado en el año dos, mil novecientos dos, hace ciento diez y hoy nos vamos a ir a mil novecientos veintidós, hace noventa años. Cuando se realizo el célebre concurso de Granada, que organizaron o impulsaron Don Manuel de Falla y  Don Federico García Lorca, que entonces era un chaval. Un concurso del que se ha escrito y se escribirá mucho, del que se hablado y se hablara muchísimo. De este concurso recordamos la crónica que publico el 18 de junio en “El Liberal” el maestro Galerín, que como suele decirse en el argot de la profesión, no tiene desperdicio…  Así fue, por tanto como el periodista sanluqueño  que escribía en “El Liberal” sevillano contó a sus lectores, en una extensa crónica el desarrollo de aquel concurso. Así que sin más preámbulos vámonos, vámonos al año de mil novecientos veintidós… vámonos a Granada...

Dice galerín… “De Sevilla a Granada hay tanto como de Sevilla a Rusia, Señores, que lejos esta Granada. Once mortales horas en un tren que se para más que un despertador de a duros.  Cambios de tren aquí. Paso a otro tren allá. Espera en este sitio. Y desesperación en otro. Pero se llega a Granada y se da por bien empleado todo el sufrimiento ¡Que hermosa es Granada! Llegamos a las nueve y media de la noche. Nos esperaba un simpático redactor de “El Defensor” y a los pocos minutos saludábamos al director de este periódico, desde aquella noche, nuestro hermano Don Miguel González Pareja. Ahora nos explicamos la popularidad de “El defensor”. Es la obra de la simpatía, de la bondad, de la honradez de él simpático pareja, como le llaman la mayoría. Don Miguel se puso a nuestras ordenes, y el nos busco alojamiento, nos obsequio, nos llevo y nos trajo. A él debemos tantas atenciones que si alguna vez lo saludáramos en Sevilla dejaba de ser granadino, aquí queda preso. - ¡Ustedes vienen a ver el cante jondo!... – Si señor, y a ver Granada… - Pues empecemos por el concurso de cante, donde ahora mismo, diez de la noche esta todo granada



Hacia la plaza de los Aljibes subimos por una calle empinadísima hacia la alhambra. Una calle que está pidiendo a voces un incendio a su entrada, para  que desaparezcan de allí unos casuchos que ocupan los funerarios de Granada, que exponen los trajes de última morada, como si fueran de gabardina. La vista es horrible, en Sevilla hubiésemos quitado  ya esa fealdad a viva fuerza. Vayan a las afueras los carpinteros macabros que a la vista del público, hacen su antipática y a la par tan humanitaria labor. Seguimos nuestro camino siempre ascendiendo, y llegamos a una monumental  puerta. Por ella pasamos a unos hermosos jardines que terminan el quinto cielo.  Vamos sudando el kilo, pero un kilo completo. Atravesamos la puerta de la justicia, lindamente iluminada. Don Miguel, convence a los porteros que estamos invitados telegráficamente y entramos en el patio de los aljibes. Hermosísimos. Un patio mucho mayor que la plaza nueva. Adosada a una rampa que termina en el jardín de los adarves esta la tribuna del jurado, saludamos allí a Amalio Cuenca, al cantador Chacón y a varios señores del centro artístico, entidad organizadora del concurso. Amalio, nos da los nombres del jurado jondo; Los señores Ortega Molina, presidente de del centro.  Gallego Burín, vicepresidente. Andrés Segovia, el virtuoso de la guitarra; Antonio Chacón, el famoso cantador; Don Gregorio Abril, Don José López Ruiz, y nuestro informador. Las tribunas laterales estaban totalmente ocupadas por bellas y distinguidas damas, ataviadas con preciosos vestidos  cuyos modelos fueron dibujados por el insigne Zuloaga. Allí hemos vistos los mantones de manila más raros y caprichosos del mundo. El espectáculo era maravilloso, porque la mujer granadina, la hermosísima mujer de ese bello rincón de Andalucía le prestó su concurso. La fiesta no era un concurso de cante jondo, sino un concurso de primeros premios de belleza. Frente a la tribuna del jurado se había instalado otra para la prensa. En el respaldo de uno de los aljibes cubierta la pared por tapices y platos de cerámica y en medio de esas dos tribunas, el tablado de los artistas al pie de la muralla de la torre del homenaje, en cuya muralla se encendían preciosas véngalas, que daban al cuadro un efecto maravilloso.  El alumbrado muy tenue de intento, para que lucieran más los encantadores bosques de la Alhambra. La descripción de aquel paraíso requiere la pluma de un poeta, que no la de un humilde gacetillero.  Empieza el concurso. Ramón Gómez de la Serna explico en breves palabras lo que significaba el acto y el público, que como nosotros no cree en la seriedad de estas cosas tan jondas, no preso la debida atención al insigne escritor. No estaba el público preparado para aquello y conste que el señor Gómez de la Serna  dijo cosas maravillosas. Y a cantar se ha dicho. Eso era lo que esperaba el público, a eso había ido. No querían saber  nada de la historia del cante, querían oír cantar y subió al tablado el cantador José Cortez, acompañado del tocador Juan Soler. Se hizo en la plaza un silencio imponente. Cuatro mil personas calladas, de ellas dos mil mujeres. Cabe mayor éxito. El hombre de la guitarra metió en tono al cantaor quien con bonita voz clara y limpia sin gorgoritos ni tonterías canto así: “Tu que andas por el mundo peregrino, si la encuentras dile que yo la camelo pero que no quiero verla”. Un murmullo de aprobación fue el comentario. El publico arrimo hacia el tablado las sillas. Se disponían a gozar escuchando algo que jamás habían escuchado y el de Linares siguió su cante así: “Con la virgen del Carmen estoy enojao, que le pedio una cosa muy grande algo y no me la a otorgao”.  La ovación fue de las grandes y el público comentaba favorablemente el  principio de la fiesta…


Caracol de Sevilla.
Sale al tablado un chico de once años, del que fue mozo de espadas “Caracol” lo acompaña uno de los mejores tocaores de España: “El niño de Huelva”. Caracolito, opta al premio de seguiriyas y cuando el guitarrista se hizo ovacionar en una preciosa falseta, se arranco el chaval muy flamenco, muy cañí, pero no pudiendo con esa cosa tan grande con esta copla… “Corre y dile a mi mare que no llore más, sino que vaya a la audiencia de Cádiz por mi libertad”… Se aplaudió mucho al chico, pero como el nene iba preparado, se adelanto al tablado y se arranco con dos saetas modernas, formidables, y arrancararon una tempestad de aplausos. No era aquello lo que se pedía, pero se ha premiado y bien.  Si se hubiesen dado premio a las saetas, no sé que hubieran dejado para Centeno y la hermana de “Finito”. A continuación Carmelita salinas, una niña monísima, canto seguiriyas y soleares acompañada a la guitarra por Montoya y otra ovación y más repeticiones. Son las doce de la noche y el público no demuestra la menor impaciencia. Sigue entrando público y llegan de los hoteles Palace, Washington y otros muchos extranjeros vistiendo gabardina y sombrero ancho. Las señoras lucen sombreros raros y mantones de manila graciosísimos. No hemos visto todavía a nadie con capa.  



Yerbabuena.
Este cantaor es granadino. Tiene la voz potente, pero no bonita. Canta bien y con estilo, lo acompaña Montoya, que ya no tiene sitio para colocar las ovaciones. Paco Gálvez, “El Yerbabuena” se  arranca el hombre… “Que tienes que estas tan triste, metía en ese rincón siendo tú la más bonita que quiere mi corazón”… Siguió “Yerbabuena” y ahora arranco una ovación formidable con esta copla que copiamos… “Yo no vivo ya en la calle donde usted me conoció, que vivo en la plazoleta del desengaño mayor”…  las soleares son el fuerte del amigo Yerbabuena, las soleares y las sopas del puchero, como nos dice un simpático granadino…   



El viejo que llego andando.
Sube al tablado un viejecito, encorvado, con el pelo como la estopa, andando muy despacio, tiene setenta años fue profesional hace treinta años y no ha podido resistir la tentación de asistir al concurso. Y andando ha llegado desde Puente Genil, se llama Diego Bermúdez y es conocido como por el “Tenazas”. -¿Cómo dijo que se llamaba?, preguntamos al niño de Jerez… - ¡El Estenaza! He un conoció, ríase usted de lo de venir andando, hombre, tendría que salir el año pasao… dice el niño de jerez. Mariano Morcillo, un granadino que ha trabajado mucho por el éxito del concurso presenta al viejo, y el anciano se sienta al lado de Montoya. La guitarra suena ahora a otra cosa. Unos bordonazos fuertes, un rasgueo fuerte sin falseta, está en un tono muy bajo. El anciano “Tenazas” hace la salida con voz clarísima, fresca, voz de muchacho, y al terminar es ovacionado. Va a cantar la caña y el Polo, una cosa muy seria, que termina con soleares y con seguiriyas. -¡Esa es la canela del cante!, dice la Macarróna. Y el viejo andarín se arranca con esta copla, cada una en un tono, como corresponde al cante de la canela… “En el querer no hay venganza y tú te has vengao de mi. Castigo tarde o temprano, del cielo te ha de venir…” La ovación fue clamorosa; Los profesionales alentaban al “Tenazas” que siguió… “Aunque te veas en las andas, no te he de dar yo limosna, que tus malignas partidas a mi nunca  se me borran”… Las “Andas”, le dicen en Puente Genil a parihuelas donde son conducido los que mueren, en otros sitios le dicen palenque.  Ya más ligera la guitarra, el viejo, del quien  dice el maestro Falla es un arsenal de cante verdad dijo así: “Mundo engañoso la vueltas que da. Pasito que yo doy pa’ lante se me va pa’atrás…” Estos versos, adobaos con jipíos con duende, cantes sin letras y otras cosas típicas, termino el “Tenazas” la primera parte de su examen con estas coplas: “Como se que contigo no me he de lograr, por eso mis penas nunca van a menos siempre van a mas…” Quedo consagrado el Tenazas como el padre del cante Jondo. Fue felicitadisimo…  



La Macarrona
Termino la primera parte del concurso con las alegrías y el tango bailado por “La Macarrona”. Tocaban la guitarra Montoya, el  Niño de Huelva y Cuellar, sonaba aquello más bien. Cantaba las alegrías Manuel Ortega “Caracol”, y hacían palmas diez o doce gitanas del sacromonte. La presentación del cuadro, soberbia. La Macarrona triunfó como cuando tenía diecisiete años, ayer Juana! Un descanso.



Segunda parte.
 Hubo un descanso de media hora. El público se dedico a comentar el espectáculo, conviniendo en que no era un concurso sino una fiesta andaluza admirablemente organizada. Durante el descanso, se bebió de lo lindo, pues la comisión había cuidado de que a los artistas no les faltara lo más indispensable para ponerlos a tono. La iluminación del patio de los aljibes lucia ahora esplendorosa, el cuadro era tan bello como las mujeres que a cada paso se admiraban. Empezó la segunda parte del espectáculo, cantando algunas coplas las alumnas de la escuela de cante jondo recién inaugurada, sobresalió Conchita Sierra.



La Gazpacha
Con este poético nombre es conocida en Granada la joven María Amaya. Subió al tablado, acompañada del tocaor Manuel Cuellar, un artista inmenso y canto Bulerías y Tarantas de modo inimitable. No debe de llamarse la Gazpacha una mujer que con voz de ángel canta “Quisiera ser como el aire, pa estar a la vera tuya, sin que lo notara nadie…  Tu se lo cuenta a mi mare y si dice que no, mi palabra es la que vale…” El estribillo, con mucha gracia, con mucho estilo,  interrumpida a cada paso por los aplausos cantó: “No quiero querer a nadie, porque es muy malo querer, yo quiero vivir solita, solita con un divé…” La Gazpacha triunfó  así en toda la línea, ¡Y que no te digan ese nombre, mujer!!!



El Niño de Jerez
Expectación.  Silencio sepulcral. Ha subido al tablado el rey de lo cañí, que barbaridad, verá usted ahora, ¡Osú, osú! El Niño de Huelva hace llorar a la guitarra. Segovia en el palco elogia al artista. El de Jerez  con su voz cascada hace la salida. Se oye el vuelo de un mosquito. Hace reír al público un cuco que no cesa en su monótono cucú, cucú. El niño se arranca con una seguiriya clásica “Vamos a hincarnos de rodilla que ya viene Dios, va a recibirlo la pobrecita de mi mare de mi corazón” Esto adobado con mil ayeos, duende, y diablos coronados. La ovación fue imponente y todas las coplas. Los felicitó el jurado, lo lloraban los flamencos, lo abrazaban las gitanas, ¡Que hombre!...



Chacón “El Emperador”

En vista de las insistentes aclamaciones del público, subió al tablado abandonando la presidencia del jurado el emperador del cante Antonio Chacón.  Cuando las palabras cesaron  Don Antonio dirigió las palabras al público diciendo que solo cantaría unos polos para complacer  a Granada. Se le aplaudieron  los polos, las cañas, hubo el delirio cuando canto su célebre copla “Quiero vivir en Granada porque me gusta el oír las campana de la vela  cuando me voy a dormir…” ante la clamorosa ovación, canto de nuevo esta otra: “¡Viva Granada que es mi tierra, ¡Viva el puente del Genil, la virgen de las Angustias, la Alhambra y el Albaicín…” ¡La apoteosis, La apoteosis! Gritaba la Macarrona. Los Granadinos, locos de contento felicitaban al mejor cantador del mundo, fue lo mejor de la noche.



Zambra Gitana.
De nuevo se ilumino el tablado y suben  unas veinte gitanas del sacromonte, vestida admirablemente con unos trajes dirigidos por el insigne Zuloaga. Acompañados por varias guitarras bailan de modo irreprochables lo más castizo, la música es triste, recuerda esas canciones húngaras. En algunos momentos se oyen compases del cuplé “canta vagabundo”. Los gritos de los gitanos jaleando a las bailaoras, suenan a algo raro.  El público está en silencio. Son las dos de la noche y no se ha movido un alma. Dentro de la zambra bailan las gitanas en grupos de cuatro, por parejas hasta quedar una sola, la reina de la Zambra. Después bailo la señorita Gazpacha un clásico baile, siendo aplaudidísima y termino con esto la fiesta  de las que nos decía un granadino -¡Dudo que en Granada se haya hecho algo igual, ni se volverá a ver en una pila de años!...



La segunda noche.
El mismo entusiasmo o más si cabe.  Se cambio el programa de orden nada más.  No cantaron tan bien los artistas, y lo aplaudió menos el público, ni el viejo, ni el joven.  Ninguno hizo nada. Una tormenta de agua desanimo el patio de los aljibes sin embargo, centenares de personas colocándose las sillas en las cabezas aguantaron el chaparrón y siguió el concurso que termino a las doce.  Con ligeras variantes cantaron todo los mismos estilos y las mismas letras de la primera noche, esa letra de…” siempre por los rincones te encuentro a ti llorando” la han aprendido en viernes. No salen de los rincones, quizás es que teman a la guardia civil.



Los premios.
Reunido el jurado se acordó declarar desierto el premio  de honor y concederlo por este orden: Premio Zuloaga mil pesetas al cantaor Diego Bermúdez de Morón, este es el amigo Tenazas que fue a Granada  según se dijo andando desde Puente Genil.  Otro premio de mil pesetas al niño Francisco Ortega “Caracol” de Sevilla, ¿por las saetas quizás?, Pues en Granada estaba Centeno en Sevilla Encarnita y en Barcelona La Niña de los Peines…Quinientas pesetas a la niña Carmen Salina de Granada, quinientas pesetas a  Curro Yerbabuena de Granada y José soler de Linares.  Trescientas pesetas a la señorita Gazpacha. Premios de ciento veinticinco pesetas a las niñas Gloria y a la Goyita, de Granada.  Se declararon desiertos otros premios. Los premios de guitarra se han concedido, quinientas pesetas a José Cuellar y el niño de Huelva doscientas cincuenta. La Macarrona, El Niño de Jerez, Caracol y otros artistas eminentes, han cobrado su contrato. Y termino el concurso que tantas discusiones ha promovido en Granada. Como festejo nuevo ha resultado estupendo, como cosa artística, vale. Esos cantaores cantan a diario en todas partes. El triunfo rotundo ha sido para los guitarristas y para la comisión que ha recaudado más de seis mil duros, y hasta otro día”… Dijo Galerín en “El Liberal” el dieciocho de junio de mil novecientos veintidós, cuando se celebro el célebre concurso de Granada.



Por Jose Luis Ortiz Nuevo
©Shape Productions S.L.







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