sábado, 11 de junio de 2011

Los emigrantes - Andrés Ruiz


 
Andrés Ruiz López, Sevillano, nacido en 1928 y fallecido en 2009 es el dramaturgo que hoy nos enseña José Luis Ortiz Nuevo, a través de una de sus obras.
Andrés Ruiz, nos dejo en 2009 en el silencio y el olvido en una playa de Murcia como toda su vida de exiliado dentro de España y emigrante, 20 años en Suiza.
De su pluma, el autor nos describe todo lo que le aconteció a él y a su familia en la miseria de un corral de la Puerta Real, reviviendo aquellos tiempos tan difíciles como inhumanos.
Andrés Ruiz, que trabajó en todo lo que pudo para sobrevivir, desde albañil a minero, nos deja, sin pretenderlo, un maravilloso legado de coplas flamencas para unir al cancionero general que se ha ido acumulando a lo largo de los siglos.



De los tiempos aquellos, no tan lejanos, mas bien recientes, cuando los andaluces emigraban a las Europas ricas, como emigro a Suiza el autor de estas coplas, un Sevillano fino, culto por el mismo, dramaturgo, poeta, escritor, sencillo y grande este Andrés Ruiz, que en el año 1976, en la coleccion “El duende” de ediciones demófilo que habíamos fundado por aquel tiempo un grupo de estudiantes y de profesores, amantes del flamenco, estas coplas tristes, amargas, duras, certeras, sencillas, sinceras, humildes, tristes, muy tristes.
Estas coplas hoy van para los que vienen,  y sufren y mueren, y los echan y vuelven a venir, y vuelven a morir, y los vuelven a echar... por ellos va...


Soleares de tres versos.
           
Al árbol de la prisión
 tantas ramas le cortaron
 que hasta su nombre olvido.

Como al ciprés nos paso
 nos quitaron tantas ramas
 que no nos conoce Dios.

Con su carita de bueno
 hay quien se abre camino
 dejando a los otros ciegos.

En las cosas del querer
 el que más pone más pierde
 por no sé que regla de tres.

Eres tu tan especial
 que cuando abres los ojos
echas chispas al mirar.

El dinero es el que manda
 y sin razón cualquier día
 por más dinero te mata.

La esencia de la verdad
 es difícil encerrarla
 en tarritos de cristal.

La muerte no arregla na
 otros dicen lo contrario
 sembrando conformidad.

La paciencia es sobre todo
 un conformarse a cambiar
la rabia contra el dolor.

La gente no sabe na
lo que imaginan
es solo  un cacho de la verdad.

Mala suerte me ha tocao
 la de mirar y callar
 como un soldado tallado.

Mis ojitos se hacen agua
 cuando te veo tirando
 piedras blancas en la playa.

Nos cerraron todas las puertas
 las  del campo la esperanza
 las del monte la verdad.

Paciencia la que tenía
 pa mirarme los adentros
 y encontrármela perdía.

Por defender la verdad
 algunos pierden la vida
 otros la ofrecen y la dan.

Que antigüita es la pobreza
 cuando la nombro me viene
 sabor de cobre a la lengua.

Yo canto pa recordar
 las cosas que mucha gente
 las tienen por olvida...”






Soleares de cuatro versos:

Aquel pueblo esta de fiesta
 los braceritos paraos,
 de espalda miran la fiesta
 con gestos desesperao.

Aunque sin poder podía
 con sus ojitos me hablaba
Pa que al fin supiera yo
 la muerte que lo mataba.

Ayer bebí en  cantaritos
 que tantos bebieron de el
Pena me dio al despedirme
 de aquella buena mujer.

Acosaito y vencido
 quiero morir en mi tierra
Pa contarle lo sufrido
 y que ella me comprenda.

Como las piedras estamos
 sin nada poder ni decir
La lengua nos las cortaron
para no poder maldecir.

Cortando estaba una flor
 y cuando cortada la tenia
Me di cuenta del dolor
 que la pobre flor tenía.

Cuando corro con mi jaca
 hasta parece verdad
Que los árboles del campo
 con migo corriendo van.

De la buena oliva negra
 cuando el  zorzal se harta
Con el piquito la entierra
 y deja señal en la rama.

De los pobres la paciencia
 suvita que no se ve
Pero se lleva  se lleva
 tirandito de los pies.

De vez en cuando me olvido
 de mis penas personales
Llorando las de mí amigo
 cantando por soleares.

El que dispare primero
 que lo piense de verdad
La sangre endiña
y después no la detiene ni el mar.

 En la cárcel de Sevilla
 en la pared yo apuntaba
Los días que se iban
 con el mango e la cuchara

Es una rosa el querer
 que se muere con el tiempo
Quita la tuya del viento
 sino la quieres perder.

Perdiendo la libertad
 el hombre anda perdido
Peor que el pájaro herido
 que sin querer quiere volar.”




Coplas y fandangos de Andrés Ruiz

A este mundo no se viene
pa’ sufrí ni pa’ pená
Que se lo digan al rico,
que se come nuestro pan
quedándose tan tranquilo


A muchos nos a tocao
la lotería de ver
la vida del otro lao
Y el mundo tirando va,
con zapatitos cambiao.

El camino de aquel campo,
como a chiquillo lo veo
Solito y abandonao,
esta sufriendo el destierro
de haberlo solo dejao

Lo peor del desconsuelo
es conformarse y decir
que tenemos que morir
Para lograr allá en el cielo,
remedios para este sufrir.

Sin querer, se pone el pelo
blanco como la azucena
Poquito a poco la pena
con la ayuda de los años
lo abrillanta como a un cielo
Llenito lleno de estrellas.


Vientecito que me da
Aunque vientecito seas
Eres pa mi tempestad
Que sin saber me rastrea
Como a rama descuaja

Yo no creí que la vida
fuera tan corta y tan mala
No digo que to es mentira
Pero poquito se salva
Ni siquiera la antesala.

Yo no quiero decir ná
Pero el que deja su tierra
Que se acostumbre a llorar
y acaricie lo que deja
sin podérselo llevar.



Coplas de Seguirillas de Andrés Ruiz

Baje de los cielos
El mismito Dios
Y al culpable
que ralea miseria
le arranque la voz

Cachitos de pan
que viera en la calle
Al pie de su cama
dándole besitos
le daba a mi padre

Cuando se dormía
en la madrugá,
alguien por mi padre
golpeo la puerta
pegando patáa.

De tanta injusticia
nadie se espantaba
Y el día que al campo
 le conté el asunto
El campo temblaba

En cualquier esquina
La mano ponía
y al que echaba algo
con odio en la cara
Yo le maldecía

Mare de mi alma
ser pobre no es malo
lo malo es tener
parao los brazos
sin donde emplearlos


Me ahoga las penas
Me hunde el pensar
Que teniendo la boca
La voz y la lengua
No pueda yo hablar

No quiero más santos
En nombre de Dios
Que quiero justicia
Para que el pobre viva
Sin tanto dolor

Tan mala es la cruz
Que yo llevo dentro
Que de trecho en trecho
De pesar y de dura
Ni sentir la siento




Coplas de Campanilleros de Andrés Ruiz.

En su pecho mi frente reclino
y dando suspiro, que puedo yo hacer.
son suspiros, palomas sin alas
que no hallando el rio se mueren de sed
se mueren de sed.
el agüita que ya nada siente
como un niño ciego me dejo caer.

Pajarillo que estáis en el nido
cantando a la vida, cantando al amor
acordarse de que alguien un día
recuerda a su tierra de otro color
de otro color
y de lejos suspira y maldice la
maldita hora que aquello paso.

Que será del amor que se muere
en que rinconcito se viene a podrir
hay recuerdos tan finos de dientes
que dándote muerte te dejan vivir
te dejan morir
preguntando al amor que se pudre
si en el rinconcito hay sitio pa’ mi.

Recordando el olor de sus campos
y el mar de sus trigos me pongo a pensar
recordando y a veces llorando
aroma y miseria, piedra y azar
piedra y azar
recordando y a veces llorando
dulce Andalucía no quiero cantar.

Cuando el viento se sienta solito
Y apoye su frente queriendo dormir
Mi serrana junto al retratito
dando suspiritos ¿los dará por mí?
Ahhy pobre de mí
Que suspiro cuando el viento duerme
Y pensando en ella me dejo abatir.

De tan triste les hablo y pregunto
¿flores de los campos como puede ser
Ese brillo tan blanco y bonito
Si después de tanto no puede llover?
No puede llover
Y me alejo inquieto llorando
Diciéndome patria, cuando volveré.

Dos cabritas corrían ufanas
Huyendo de un lobo hambriento y feroz
Mi perrillo más vivo que un rayo
Valiente y altivo al lobo enfrento
al lobo enfrento
Y las cabras salvaron sus vidas
Pero el pobre perro luchando murió

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