sábado, 18 de agosto de 2012

A MANUEL RIOS RUIZ VERSOS FLAMENCOS


Nacido en Jerez de la frontera en 1934. Desde su primer libro titulado 'La Búsqueda', editado en 1963 hasta la aparición del último, “Libros de poemas” en  2011, el jerezano Manuel Ríos Ruiz ha visto publicados, entre otros títulos, “Dolor de Sur”, “Amores con la tierra”,  'El Oboe”, “Los Arriates”, “'La paz de los escándalos”, “Vasijas y deidades”,  'Razón, vigilia y alegría de Manuel Torre”, por el que le sería otorgado el Premio Nacional de Poesía Flamenca en 1977, entre otros muchos y prestigiosos galardones. Una vez leídos sus libros y sus ensayos, nos queda la certeza de haber accedido a un territorio nuevo, a un continente desconocido, a un universo inédito, en el que el sentimiento se vuelve megalómano y su obra, siempre tiene que ver con lo telúrico. En flamenco sin fronteras, nos recrearemos con algunos de sus poemas, para que lo conozcas  y lo descubras. 


Y dijo Jóse Luis...

De Manuel Ríos Ruiz, versos flamencos.  Manuel Ríos Ruiz nació en Jerez de la Frontera, en el barrio de Santiago y es por los cuatro costados de su alma y de su cuerpo flamenco. Es poeta, y dice:
 Cante Natural.
Dejadme solo esta tarde,
Que tengo que hablar conmigo,
Y tiene Dios que escucharme...  


Honores a la guitarra, de Manuel Ríos Ruiz dedicado a  Manuel Morao, a Manolo Sanlúcar
 y a Parrilla de Jerez...
Tocaores.

Ven, tocaor, descansa tu corazón en la guitarra, templa,
templa al tiempo, escarola tus dedos, pon en las cuerdas
pedernales, terrenales quimeras, y así nos llegue, caudalosa,
su vibración a los cuencos de los ojos, que nuestra fatiga
antigua tenga su cántaro, esquema y orbe, estética de viento.
Acuérdate del surco más derecho y hondo, de la mancera
más rústica, de aquellos chozos y pajares donde malvivieron
los profetas de tu casta, escucha sus conjuros, arráncalos,
atízanos con ellos el buen vino, enciéndenos, quémanos la madrugada,
hazla serpentinas, pavesas, filamentos de agrios temporales.
Quéjate ahí, en el meollo de la seguiriya, en su mordedura
más íntima,
                  des-
                         ca-
                               bal-
                                      ga su ritmo,
                                                           así,
                                                                   como un golpe
de arena y lirio, hasta que vuelen otra vez, galgos las falsetas
saltando lentiscos y pinares, sesgando los tarajes, huyendo
de fáciles y falsas maravillas, porque sabes, tocaor, cómo apagan
las cabras su sed en los dornajos, cómo y por quién trenzan
los pájaros sus trinos, el mínimo rumor de los gusarapos en los charcos.
No detengas tú bien,  que el aire se sienta cautivo, arpegio
tras arpegio, de todo cuanto te bulle por los pulsos.
 Alégrate también de que persista el llanto, sea ésa tu alegría:
rasguear, rasgar armoniosamente las tinieblas, resucitar
los clamores del aljibe clausurado, recobrar los temblores
de los muertos, la visión de los ciegos, la ceniza de los vivos.
Gracias, tocaor, por tus cipreses, por tu placeta de tremoles,
por cuanto sueño siembras y siegas, por el preludio
y el fanal de tu guitarra o cárcel, cancela del morir.   


El Cante de Jerez, de Manuel Rios Ruiz.
Cante en el patio

Barrio de Santiago mío,
con la cal sobre la piedra:
callejon de la Rendona
que un grito de sol aprieta.
Ay, allí, sobre su silla,
se calentaba las venas,
se fumaba su cigarro-
-tiempo arrugado- -Cabeza,
divagando su mirada
 entre niños y macetas.
 ¡Abuelo de tanto
cante y voz de puras esencias,
 tristemente se escuchaban
los recuerdos, queja a queja!
Todo el cante de Jerez
Le temblaba en la garganta:
Por herencia del Tío Luis,
De Cuadrillero y La Jaca,
¡De Cantora!, Luis Jesús,
Del Loco y de La Serrana:
Ecos de Diego El Marruro,
De Carito y La Lobata,
De Puli, Torrán, el Chato,
Y Paco la Luz, alzaba;
Coplas de Manuel Molina,
Que son las coplas del alma;
Las coplas que me enseñaron
Cambiarlo todo por nada…


Cante en el Tabanco de Manuel Rios Ruiz

Juan Mojama Jerezano
Gitano canela en rama,
fue de tabanco en tabanco,
haciendo cierta su fama de bohemio
y de gentil habitando madrugadas.
Acompañaba su copla
La soledad de su raza
Mojama, noche tras noche
Haciendo son en la tabla
Y Bebiéndose la sal,
 hasta el fondo de la caña.
Hurgaba para sus adentros
Con un puñal de palabras.
Para decir la solea
Con la enjundia y el delirio,
de su místicas entrañas.
Murió al pie de su cante
El cante fue su mortaja
Lo lloraron los curdelas
De los tabancos de España,
Pero, hoy lo llora un poeta,
 su pueblo y una guitarra…





Cante en la venta

Tío Borrico el Cantaor
sobre el mostrador divaga.
Un sol nocturno en la copa
le calienta la garganta.
La copla, fragua oculta,
yunque de cada palabra,
puebla de dolor la venta
y sale por la ventana.
¡El cante truena, lastima
a las estrellas del alba!
El señorito de turno
-borrachera atormentada-
le echa el brazo por encima,
pide más vino y cigalas.
Después en la amanecida,
sobre la fría rociada,
El Borrico va contando
el real de cada lágrima.  



Cante en la juerga

Cuando se quiebra la estrella
que sostiene los silencios,
y el vino asume en  la copa
 un gran dolor sin remedio,
Terremoto aye rebelde
de las leyes del flamenco.
¡Voz de caudal soterrado
entrega su mandamiento
Toma su cauce el bullicio
¡Oh levadura del trueno,
para herirnos en la carne
para detener al tiempo.
Le  va creciendo en la boca
una amapola de fuego
Y Terremoto levanta
Fiel sonido de lo negro
O una torre con campana
Repicando siempre ¡A muerto!
Es su amarga seguirilla
O la voz del desconsuelo
La juerga, templo del cante
En ella clama su credo
El gitano Terremoto
Oficiando su misterio..



Del señor Manuel Ríos Ruiz, razón, vigilia y elegía  de Manuel Torre.
Fragmentos

Porque lo quiso Undivé, porque Undivé lo quiso, desde el sitial más alto de los sueños, desde la víscera sustancial de las Andalucías,
desde su pijotera entraña tan santísima, con su dedo decididor y cabalístico
en el nombre de Jerez, de sus campesinos y artesanos, de su misterio y
litigio,
nació –digo: cantó-, aconteció Manuel Torre.  


“…escuchábanse, en su alturas y capillas, retumbar los relinchos
y galopes de los potros cartujanos, allá por Jédula, La Jarilla y La Jareta,
Cerro Blanco y La Zangarriana, por los llanos de Caulina
y la Gradera, por encima de los torrejones del Castillo Melgarejo, desde
Vico
a Torrecera, jarreos, jinetes, voceríos de Los Garciagos y de Gibalbín,
de Martelilla, de La Matanza, La Matancilla y La Matanzuela,
Fuente Bermeja y El Carrascal, los desolados campos hirsustos
que clamaban sus latitudes, meandros, laderas, eriales, albinas y albedríos,
tierras de pan buscar, montes, dehesas, cotos cerrados, ventorrillos, mundos
propios del señorito enjaezado, cacique y campechano, dios y luzbel.  





Así  Jerez, así al costado del levante y su campiña cortijera,
con el Guadalete por verónicas guadalizando desde Cartuja al Portal,
Los Albarizones en flor de agua –liquen y fuente- camino de Lomopardo
y Montealegre, pagos de Solete, Las Abiertas y Parpalana, pejugales,
huertas, cojumbrales, planteras para el hambre y la salud, penitencias
y territorios de la calabaza y la lechuga, removida tierra candeal,
alomada y fresca, encelo del ciruelo, ostensorio de la higuera, primores
del naranjo y su azahar, almendros y perales, feria del albérchigo, valle
del perillo,
oh parra, espiga, mazorca, chícharos, panizo, albejones
lujos en los ojos, fiesta del paladar acariciada, resoles vegetales del
recuerdo.
OH Jerez,
oh tierra consumida y abinada sol a sol, rememora, acuérdate
de tus aconteceres y tus siglos en torno a Manuel Torre, de cuánta mies y
belleza
aureolada te naciera al norte en Carrizosa, en tu cacho Almocadén,
sobre las recónditas ruinas de Asta Regia, Tabajete allí en pleno
y ánimo, Cañada de Albaladejo, barros calientes de Bujón,
pulmón terrenal de cada viña, de sus pámpanos y suspiros en albariza:
Casarejo, Burujena, Monteagudo, Ventosa, Macharnudo, el Cerro
común de Santiago,
La Aína amorosa y capital.
El harén
de cepas de Los Tercios y El Marrufo, cuyos liños encandilan, sobrecogen.  


La vida en pos, creciendo, la comunión de los jazmines y los dondiegos
en los aporcados arriates, agrimensuras insólitas del sur, lontananzas
hacia Bolaños, Frías, Caricortao,
ranchos del Calvario, del Beato y de La Bola,
toros de Roa La Bota, olivareras lindes de Las Quinientas, Sierra
pesebre de San Cristóbal. Cuestas del Chorizo, barranco, término
luminoso, luz inaprensible aspirando el mar, haciendo nido a la bahía.
Y los barbechos en vuelo -Cerro del Cuco, Cerro del Viento- a las nubes
de una atlántica ilusión de bajamares y de surbajos, troníos
del agraz,
latifundios abrazando a la ciudad, entrando por puertas
y postigos, en el redor del siglo diecinueve, cuando Undivé quiso
confirmarnos
la voz, el sentimiento ancestral, el grito cuajarón y dolorido
naciendo entre lagartijas y salamandras, tanagra y tronco,
perfil endrino,
esqueletomaquia de todos,
bizarro y sonoro Manuel Torre.” 


 Y Manuel Torre cantaba, asumía toda la savia y lira de su gente,
temperamento y maneras, forjas como rejas arándole la lengua,
señalándole el cabeceo de los tientos como vinos, de los tangos
templados cual los lances, de las redobladas cantiñas pintureras,
el redicho revolteo de la soleabulería, la fuerza campera y genital
del fandango, su alba reluciente, el profundo y herrumbroso aliento
del martinete, gravedad que ajoga, confesión que nos enaltece.  


Perfilose en Manuel Torre la rúbrica del cante, su cantonal garganta
y su zaranda de reliquias, el tallo y la floración, el rito, el esplendor
de su tamo, su trueno y su relámpago, pozo en cruz, silo de desdichas y sudarios,
cuánto ensalmo concebido y salmodiado,
¡cante cántaro!,
vasija
inagotable en su manantío de verdades clamadas y sentidas, lémures
paridos con dolor, acuñando la voz laína reinadora y tañida, su pálpito cabal.


Por José Luis Ortiz Nuevo
©Shape Productions S.L.






miércoles, 8 de agosto de 2012

La voz, el piano, la guitarra y otros instrumentos.


El concepto de instrumento musical es muy amplio. Prácticamente a lo largo de toda la historia del ser humano, multitud de elementos han sido utilizados para producir sonidos con una intención musical, ya fuera de carácter rítmico o con una intención melódica, intentando imitar la voz o los sonidos naturales. José Luis en este programa señala algunos de los más importantes relacionados con el flamenco…


Y dijo José Luis…
La voz, el piano, la guitarra y otros instrumentos. Verla ahí que en el flamenco hay de todo.  De lo complejo y de lo sencillo. De lo que se multiplica y de lo que se divide ya hasta la más mínima esencia.  Algo de lo que suena y de lo que conmueve como la voz;  Solo la voz. Únicamente la voz. Y si la voz es del Agujetas, entonces el estremecimiento está garantizado…


El Piano. David Peña. Dorantes.  Lebrija, 1969. Pianista, musicólogo y compositor. Flamenco. Dorantes, el piano, las cuerdas de las blancas y de las negras. El enorme trasto, la solemnidad,  la sonoridad, el brillo, las enormes posibilidades de un teclado  que a veces parece un territorio completamente inabarcable y a veces un puñadito de arena en las playas del cante y de la música flamenca. Dorantes  te lo está echando por lo alto… Disfrútalo.


Van y vienen las huellas autenticas. Se producen los grandes acontecimientos, los éxitos triunfales, las noches de gloria. Bendito sean los que consiguen acaparar la atención universal  y ser quienes son en cualquier sitio del planeta. Paco de Lucia, la gracia. Por tus manos el mundo entero sabe más aún de esta historia y la disfruta y la goza y la celebra como tu ahí en Puente Genil, o tu ahí en Luxemburgo,  o tu ahí en Argentina,  o donde quieras que te encuentres, cerca, a la vera mismo de la guitarra de Paco de Lucia…



Ciertamente ahora se echan en falta, como pasa con todo, también en el flamenco las modas influyen, quien sabe porque, o qué razón misteriosa se debe eso, pero ocurre. Hace años, fíjate, todo el mundo llevaba sombrero, los hombres me refiero,  y había artículos en los periódicos  los sinsombreristas van a mandar a la ruina a miles de familia, y así fue. Bueno pues con sombrero o sin sombrero ciertamente las castañuelas son un instrumento que ahora no se frecuenta, pero es hermoso. Es maquinaria de compás refuerzo de la presencia del baile en el momento de la tragedia o del júbilo, en fin palillos, castañuelas, redoblado,  como los redobla Lucero Tena, maestra de la cosa…


“De entre los muchos instrumentos que podrían haber intervenido interpretando la partitura asignada a la voz del  cantaor, nos hemos inclinado para esta ocasión por la viola de gamba y por el oboe. La viola, con su timbre oscuro y triste, de expresividad conmovedora  interviene en la seguiriya de Manuel Torres  en las soleares, en los fandangos abandolaos de Pérez de Guzmán, en las malagueñas de Chacón y el “mellizo”, en las rondeñas y también aparecen en el fandango de Luigi Boccherini; El oboe, con su timbre arábigo,  penetrante evocador  del esplendor perdido de las luminosas noches del Al andaluz, presta su voz a las bulerías de Jerez y Cádiz, a los giros Goyescos galantes aristocráticos y populares a la vez del mencionado fandango de Boccherini , a los tientos y tangos e introduce el fandango de Pérez de Guzmán con una pequeña pincelada  como ya se dijo anteriormente junto con el piano, instrumento omnipresente en toda la grabación, ora, como acompañante tratado a la manera guitarrística, ora como solista exhibiendo todo su poder y musicalidad”… Antonio y David Hurtado… Fijarse, con estos instrumentos, su conocimiento, la tradición de su casa “Valderrama”, las ganas, la inteligencia, el trabajo, vamos a escucharlos, por tangos


El piano, las cuerdas, la noche, la madrugá, los días, las fatigas, la alegría, los saxofones, los perros ladrando en la mitad del tiempo de la noche, la vida, la despedida, la ausencia, la pena, el dolor, el llanto, la seguiriya, ahyy!!!  Por Dios!!! La tristeza, la melancolía, la música, los instrumentos, el flamenco, Jorge Pardo, el saxofón que llora… Qué grande es la música capaz de ser instrumentada por tantas voces de tantas maneras, con tanto registros y tantos sentimientos y tantos y tantas habilidades… Por saxofón la música flamenca, ¿Quien dijo que no?… Cuando quieras nos vemos y charlamos, porque claro, todo lo que se diga es según… según lo que tu pienses, lo que yo piense, lo que piense la noche, y lo que piense el capitán de la guardia civil…


¡Quiero tambores, guitarras y voces a porfía! ¡Quiero tambores  a compas de bulerías, quiero!!!, ¡Quiero que se acaben las fatigas mías! ¡Quiero que se acaben las fatigas tuyas! ¡Quiero que gane la liga, tu equipo! ¡Quiero que no haya ni una paliza más a ninguna mujer, ni a ningún hombre!,  Quiero que no haya palizas, ¡Quiero que haya gusto y placer y armonía en el universo… ¡Quiero que la gente se fie del compas de la bulerías para andar y para disfrutar y para ser sin más problema!  ¡Quiero voces y tambores y guitarras a porfía ¡Quiero!!!




Por Jose Luis Ortiz Nuevo
©Shape Productions S.L.







martes, 24 de julio de 2012

El concurso de 1922 en Granada


Promovido por Falla, Lorca e Ignacio Zuloaga, y apoyado por el Ayuntamiento de Granada, aquel concurso tenía varios objetivos: marcar la diferencia entre el cante jondo – de orígenes antiquísimos, según Lorca y Falla—y el cante flamenco – creación, según ellos, más reciente--; ganar respeto para el cante jondo como arte; preservarlo de la adulteración musical y de la amenaza de los cafés cantantes y la ópera flamenca; premiar a los cantaores no profesionales, y demostrar la influencia que habían tenido el cante, el baile y el toque jondos no sólo en la música española, sino también en la francesa y la rusa. El concurso fue un atrevido intento de conectar el arte musical de Andalucía con el arte “universal”. 


Y Dijo el poeta...


Por la magia de la radio y del tiempo, hemos estado en el año dos, mil novecientos dos, hace ciento diez y hoy nos vamos a ir a mil novecientos veintidós, hace noventa años. Cuando se realizo el célebre concurso de Granada, que organizaron o impulsaron Don Manuel de Falla y  Don Federico García Lorca, que entonces era un chaval. Un concurso del que se ha escrito y se escribirá mucho, del que se hablado y se hablara muchísimo. De este concurso recordamos la crónica que publico el 18 de junio en “El Liberal” el maestro Galerín, que como suele decirse en el argot de la profesión, no tiene desperdicio…  Así fue, por tanto como el periodista sanluqueño  que escribía en “El Liberal” sevillano contó a sus lectores, en una extensa crónica el desarrollo de aquel concurso. Así que sin más preámbulos vámonos, vámonos al año de mil novecientos veintidós… vámonos a Granada...

Dice galerín… “De Sevilla a Granada hay tanto como de Sevilla a Rusia, Señores, que lejos esta Granada. Once mortales horas en un tren que se para más que un despertador de a duros.  Cambios de tren aquí. Paso a otro tren allá. Espera en este sitio. Y desesperación en otro. Pero se llega a Granada y se da por bien empleado todo el sufrimiento ¡Que hermosa es Granada! Llegamos a las nueve y media de la noche. Nos esperaba un simpático redactor de “El Defensor” y a los pocos minutos saludábamos al director de este periódico, desde aquella noche, nuestro hermano Don Miguel González Pareja. Ahora nos explicamos la popularidad de “El defensor”. Es la obra de la simpatía, de la bondad, de la honradez de él simpático pareja, como le llaman la mayoría. Don Miguel se puso a nuestras ordenes, y el nos busco alojamiento, nos obsequio, nos llevo y nos trajo. A él debemos tantas atenciones que si alguna vez lo saludáramos en Sevilla dejaba de ser granadino, aquí queda preso. - ¡Ustedes vienen a ver el cante jondo!... – Si señor, y a ver Granada… - Pues empecemos por el concurso de cante, donde ahora mismo, diez de la noche esta todo granada



Hacia la plaza de los Aljibes subimos por una calle empinadísima hacia la alhambra. Una calle que está pidiendo a voces un incendio a su entrada, para  que desaparezcan de allí unos casuchos que ocupan los funerarios de Granada, que exponen los trajes de última morada, como si fueran de gabardina. La vista es horrible, en Sevilla hubiésemos quitado  ya esa fealdad a viva fuerza. Vayan a las afueras los carpinteros macabros que a la vista del público, hacen su antipática y a la par tan humanitaria labor. Seguimos nuestro camino siempre ascendiendo, y llegamos a una monumental  puerta. Por ella pasamos a unos hermosos jardines que terminan el quinto cielo.  Vamos sudando el kilo, pero un kilo completo. Atravesamos la puerta de la justicia, lindamente iluminada. Don Miguel, convence a los porteros que estamos invitados telegráficamente y entramos en el patio de los aljibes. Hermosísimos. Un patio mucho mayor que la plaza nueva. Adosada a una rampa que termina en el jardín de los adarves esta la tribuna del jurado, saludamos allí a Amalio Cuenca, al cantador Chacón y a varios señores del centro artístico, entidad organizadora del concurso. Amalio, nos da los nombres del jurado jondo; Los señores Ortega Molina, presidente de del centro.  Gallego Burín, vicepresidente. Andrés Segovia, el virtuoso de la guitarra; Antonio Chacón, el famoso cantador; Don Gregorio Abril, Don José López Ruiz, y nuestro informador. Las tribunas laterales estaban totalmente ocupadas por bellas y distinguidas damas, ataviadas con preciosos vestidos  cuyos modelos fueron dibujados por el insigne Zuloaga. Allí hemos vistos los mantones de manila más raros y caprichosos del mundo. El espectáculo era maravilloso, porque la mujer granadina, la hermosísima mujer de ese bello rincón de Andalucía le prestó su concurso. La fiesta no era un concurso de cante jondo, sino un concurso de primeros premios de belleza. Frente a la tribuna del jurado se había instalado otra para la prensa. En el respaldo de uno de los aljibes cubierta la pared por tapices y platos de cerámica y en medio de esas dos tribunas, el tablado de los artistas al pie de la muralla de la torre del homenaje, en cuya muralla se encendían preciosas véngalas, que daban al cuadro un efecto maravilloso.  El alumbrado muy tenue de intento, para que lucieran más los encantadores bosques de la Alhambra. La descripción de aquel paraíso requiere la pluma de un poeta, que no la de un humilde gacetillero.  Empieza el concurso. Ramón Gómez de la Serna explico en breves palabras lo que significaba el acto y el público, que como nosotros no cree en la seriedad de estas cosas tan jondas, no preso la debida atención al insigne escritor. No estaba el público preparado para aquello y conste que el señor Gómez de la Serna  dijo cosas maravillosas. Y a cantar se ha dicho. Eso era lo que esperaba el público, a eso había ido. No querían saber  nada de la historia del cante, querían oír cantar y subió al tablado el cantador José Cortez, acompañado del tocador Juan Soler. Se hizo en la plaza un silencio imponente. Cuatro mil personas calladas, de ellas dos mil mujeres. Cabe mayor éxito. El hombre de la guitarra metió en tono al cantaor quien con bonita voz clara y limpia sin gorgoritos ni tonterías canto así: “Tu que andas por el mundo peregrino, si la encuentras dile que yo la camelo pero que no quiero verla”. Un murmullo de aprobación fue el comentario. El publico arrimo hacia el tablado las sillas. Se disponían a gozar escuchando algo que jamás habían escuchado y el de Linares siguió su cante así: “Con la virgen del Carmen estoy enojao, que le pedio una cosa muy grande algo y no me la a otorgao”.  La ovación fue de las grandes y el público comentaba favorablemente el  principio de la fiesta…


Caracol de Sevilla.
Sale al tablado un chico de once años, del que fue mozo de espadas “Caracol” lo acompaña uno de los mejores tocaores de España: “El niño de Huelva”. Caracolito, opta al premio de seguiriyas y cuando el guitarrista se hizo ovacionar en una preciosa falseta, se arranco el chaval muy flamenco, muy cañí, pero no pudiendo con esa cosa tan grande con esta copla… “Corre y dile a mi mare que no llore más, sino que vaya a la audiencia de Cádiz por mi libertad”… Se aplaudió mucho al chico, pero como el nene iba preparado, se adelanto al tablado y se arranco con dos saetas modernas, formidables, y arrancararon una tempestad de aplausos. No era aquello lo que se pedía, pero se ha premiado y bien.  Si se hubiesen dado premio a las saetas, no sé que hubieran dejado para Centeno y la hermana de “Finito”. A continuación Carmelita salinas, una niña monísima, canto seguiriyas y soleares acompañada a la guitarra por Montoya y otra ovación y más repeticiones. Son las doce de la noche y el público no demuestra la menor impaciencia. Sigue entrando público y llegan de los hoteles Palace, Washington y otros muchos extranjeros vistiendo gabardina y sombrero ancho. Las señoras lucen sombreros raros y mantones de manila graciosísimos. No hemos visto todavía a nadie con capa.  



Yerbabuena.
Este cantaor es granadino. Tiene la voz potente, pero no bonita. Canta bien y con estilo, lo acompaña Montoya, que ya no tiene sitio para colocar las ovaciones. Paco Gálvez, “El Yerbabuena” se  arranca el hombre… “Que tienes que estas tan triste, metía en ese rincón siendo tú la más bonita que quiere mi corazón”… Siguió “Yerbabuena” y ahora arranco una ovación formidable con esta copla que copiamos… “Yo no vivo ya en la calle donde usted me conoció, que vivo en la plazoleta del desengaño mayor”…  las soleares son el fuerte del amigo Yerbabuena, las soleares y las sopas del puchero, como nos dice un simpático granadino…   



El viejo que llego andando.
Sube al tablado un viejecito, encorvado, con el pelo como la estopa, andando muy despacio, tiene setenta años fue profesional hace treinta años y no ha podido resistir la tentación de asistir al concurso. Y andando ha llegado desde Puente Genil, se llama Diego Bermúdez y es conocido como por el “Tenazas”. -¿Cómo dijo que se llamaba?, preguntamos al niño de Jerez… - ¡El Estenaza! He un conoció, ríase usted de lo de venir andando, hombre, tendría que salir el año pasao… dice el niño de jerez. Mariano Morcillo, un granadino que ha trabajado mucho por el éxito del concurso presenta al viejo, y el anciano se sienta al lado de Montoya. La guitarra suena ahora a otra cosa. Unos bordonazos fuertes, un rasgueo fuerte sin falseta, está en un tono muy bajo. El anciano “Tenazas” hace la salida con voz clarísima, fresca, voz de muchacho, y al terminar es ovacionado. Va a cantar la caña y el Polo, una cosa muy seria, que termina con soleares y con seguiriyas. -¡Esa es la canela del cante!, dice la Macarróna. Y el viejo andarín se arranca con esta copla, cada una en un tono, como corresponde al cante de la canela… “En el querer no hay venganza y tú te has vengao de mi. Castigo tarde o temprano, del cielo te ha de venir…” La ovación fue clamorosa; Los profesionales alentaban al “Tenazas” que siguió… “Aunque te veas en las andas, no te he de dar yo limosna, que tus malignas partidas a mi nunca  se me borran”… Las “Andas”, le dicen en Puente Genil a parihuelas donde son conducido los que mueren, en otros sitios le dicen palenque.  Ya más ligera la guitarra, el viejo, del quien  dice el maestro Falla es un arsenal de cante verdad dijo así: “Mundo engañoso la vueltas que da. Pasito que yo doy pa’ lante se me va pa’atrás…” Estos versos, adobaos con jipíos con duende, cantes sin letras y otras cosas típicas, termino el “Tenazas” la primera parte de su examen con estas coplas: “Como se que contigo no me he de lograr, por eso mis penas nunca van a menos siempre van a mas…” Quedo consagrado el Tenazas como el padre del cante Jondo. Fue felicitadisimo…  



La Macarrona
Termino la primera parte del concurso con las alegrías y el tango bailado por “La Macarrona”. Tocaban la guitarra Montoya, el  Niño de Huelva y Cuellar, sonaba aquello más bien. Cantaba las alegrías Manuel Ortega “Caracol”, y hacían palmas diez o doce gitanas del sacromonte. La presentación del cuadro, soberbia. La Macarrona triunfó como cuando tenía diecisiete años, ayer Juana! Un descanso.



Segunda parte.
 Hubo un descanso de media hora. El público se dedico a comentar el espectáculo, conviniendo en que no era un concurso sino una fiesta andaluza admirablemente organizada. Durante el descanso, se bebió de lo lindo, pues la comisión había cuidado de que a los artistas no les faltara lo más indispensable para ponerlos a tono. La iluminación del patio de los aljibes lucia ahora esplendorosa, el cuadro era tan bello como las mujeres que a cada paso se admiraban. Empezó la segunda parte del espectáculo, cantando algunas coplas las alumnas de la escuela de cante jondo recién inaugurada, sobresalió Conchita Sierra.



La Gazpacha
Con este poético nombre es conocida en Granada la joven María Amaya. Subió al tablado, acompañada del tocaor Manuel Cuellar, un artista inmenso y canto Bulerías y Tarantas de modo inimitable. No debe de llamarse la Gazpacha una mujer que con voz de ángel canta “Quisiera ser como el aire, pa estar a la vera tuya, sin que lo notara nadie…  Tu se lo cuenta a mi mare y si dice que no, mi palabra es la que vale…” El estribillo, con mucha gracia, con mucho estilo,  interrumpida a cada paso por los aplausos cantó: “No quiero querer a nadie, porque es muy malo querer, yo quiero vivir solita, solita con un divé…” La Gazpacha triunfó  así en toda la línea, ¡Y que no te digan ese nombre, mujer!!!



El Niño de Jerez
Expectación.  Silencio sepulcral. Ha subido al tablado el rey de lo cañí, que barbaridad, verá usted ahora, ¡Osú, osú! El Niño de Huelva hace llorar a la guitarra. Segovia en el palco elogia al artista. El de Jerez  con su voz cascada hace la salida. Se oye el vuelo de un mosquito. Hace reír al público un cuco que no cesa en su monótono cucú, cucú. El niño se arranca con una seguiriya clásica “Vamos a hincarnos de rodilla que ya viene Dios, va a recibirlo la pobrecita de mi mare de mi corazón” Esto adobado con mil ayeos, duende, y diablos coronados. La ovación fue imponente y todas las coplas. Los felicitó el jurado, lo lloraban los flamencos, lo abrazaban las gitanas, ¡Que hombre!...



Chacón “El Emperador”

En vista de las insistentes aclamaciones del público, subió al tablado abandonando la presidencia del jurado el emperador del cante Antonio Chacón.  Cuando las palabras cesaron  Don Antonio dirigió las palabras al público diciendo que solo cantaría unos polos para complacer  a Granada. Se le aplaudieron  los polos, las cañas, hubo el delirio cuando canto su célebre copla “Quiero vivir en Granada porque me gusta el oír las campana de la vela  cuando me voy a dormir…” ante la clamorosa ovación, canto de nuevo esta otra: “¡Viva Granada que es mi tierra, ¡Viva el puente del Genil, la virgen de las Angustias, la Alhambra y el Albaicín…” ¡La apoteosis, La apoteosis! Gritaba la Macarrona. Los Granadinos, locos de contento felicitaban al mejor cantador del mundo, fue lo mejor de la noche.



Zambra Gitana.
De nuevo se ilumino el tablado y suben  unas veinte gitanas del sacromonte, vestida admirablemente con unos trajes dirigidos por el insigne Zuloaga. Acompañados por varias guitarras bailan de modo irreprochables lo más castizo, la música es triste, recuerda esas canciones húngaras. En algunos momentos se oyen compases del cuplé “canta vagabundo”. Los gritos de los gitanos jaleando a las bailaoras, suenan a algo raro.  El público está en silencio. Son las dos de la noche y no se ha movido un alma. Dentro de la zambra bailan las gitanas en grupos de cuatro, por parejas hasta quedar una sola, la reina de la Zambra. Después bailo la señorita Gazpacha un clásico baile, siendo aplaudidísima y termino con esto la fiesta  de las que nos decía un granadino -¡Dudo que en Granada se haya hecho algo igual, ni se volverá a ver en una pila de años!...



La segunda noche.
El mismo entusiasmo o más si cabe.  Se cambio el programa de orden nada más.  No cantaron tan bien los artistas, y lo aplaudió menos el público, ni el viejo, ni el joven.  Ninguno hizo nada. Una tormenta de agua desanimo el patio de los aljibes sin embargo, centenares de personas colocándose las sillas en las cabezas aguantaron el chaparrón y siguió el concurso que termino a las doce.  Con ligeras variantes cantaron todo los mismos estilos y las mismas letras de la primera noche, esa letra de…” siempre por los rincones te encuentro a ti llorando” la han aprendido en viernes. No salen de los rincones, quizás es que teman a la guardia civil.



Los premios.
Reunido el jurado se acordó declarar desierto el premio  de honor y concederlo por este orden: Premio Zuloaga mil pesetas al cantaor Diego Bermúdez de Morón, este es el amigo Tenazas que fue a Granada  según se dijo andando desde Puente Genil.  Otro premio de mil pesetas al niño Francisco Ortega “Caracol” de Sevilla, ¿por las saetas quizás?, Pues en Granada estaba Centeno en Sevilla Encarnita y en Barcelona La Niña de los Peines…Quinientas pesetas a la niña Carmen Salina de Granada, quinientas pesetas a  Curro Yerbabuena de Granada y José soler de Linares.  Trescientas pesetas a la señorita Gazpacha. Premios de ciento veinticinco pesetas a las niñas Gloria y a la Goyita, de Granada.  Se declararon desiertos otros premios. Los premios de guitarra se han concedido, quinientas pesetas a José Cuellar y el niño de Huelva doscientas cincuenta. La Macarrona, El Niño de Jerez, Caracol y otros artistas eminentes, han cobrado su contrato. Y termino el concurso que tantas discusiones ha promovido en Granada. Como festejo nuevo ha resultado estupendo, como cosa artística, vale. Esos cantaores cantan a diario en todas partes. El triunfo rotundo ha sido para los guitarristas y para la comisión que ha recaudado más de seis mil duros, y hasta otro día”… Dijo Galerín en “El Liberal” el dieciocho de junio de mil novecientos veintidós, cuando se celebro el célebre concurso de Granada.



Por Jose Luis Ortiz Nuevo
©Shape Productions S.L.







domingo, 24 de junio de 2012

POETAS DE 1927


La fecha del tricentenario de la muerte de Gongora dio nombre a una generacion poetica que supuso una verdadera eclosion de tanto valor literario que muchos criticos no dudaron en hablar de un nuevo Siglo de Oro de la poesia Espanola. Si bien al principio unia a sus miembros una concepcion comun del arte deshumanizado, cada uno llego a crease su propia personalidad. Baste citar los nombres: Salinas, Guillen, Gerardo Diego, Lorca, Alberti, Domenchina, Damaso Alonso, Prados y Altolaguirre. Jose Luis nos selecciona algunas coplas que a pesar del origen popular, humilde e, incluso, marginal del flamenco nunca fue obstáculo para que intelectuales, artistas y poetas cultos se sintieran atraídos hondamente por su autenticidad y misterio. ¿Qué otra cosa es la poesía o el arte? Misterio y verdad. 







Y Dijo el Maestro…
Poetas del  veintisiete, poetas de mil novecientos veintisiete, de la generacion del veintisiete, 
Pedro Salinas: 

ACUARELA 

“Con el cielo gris
la copla
triste de Sevilla
se afina, se afina.
En agua sin sol
sombras de naranjos
entierran azahares.
Arriba,
en las altas miras
esperan las niñas
los barcos de oro.
Abajo
aguardan los mozos
que se abran cancelas
a patios sin fondo.
Sin rubor se quedan,
pálidas, las torres.
Desde las orillas
las desesperadas
luces suicidas
al río se lanzan. 
Cadáveres lentos
rosa, verde, azul
azul, verde, rosa
se los lleva el agua.



De gerardo Diego, Guitarra. Un poema tan breve, tan hermoso, tan solemne, tan sencillo, tan inteligente y tan… Jondo…

GUITARRA

Habrá un silencio verde
todo hecho de guitarras destrenzadas.
La guitarra es un pozo
con viento en vez de agua.



De Rafael Alberti…
Si mi voz muriera en tierra 
llevadla al nivel del mar 
y dejadla en la ribera.
 Llevadla al nivel del mar 
y nombardla capitana 
de un blanco bajel de guerra.
 ¡Oh mi voz condecorada 
con la insignia marinera: 
sobre el corazón un ancla 
y sobre el ancla una estrella 
y sobre la estrella el viento 
y sobre el viento la vela!


De Damaso Alonso
CALLE DEL ARRABAL

Se me quedó en lo hondo
una visión tan clara,
que tengo que entornar los ojos cuando
pretendo recordarla.

A un lado, hay un calvero de solares;
enfrente, están las casas alineadas,
porque esperan que de un momento a otro
la Primavera pasará.
Las sábanas,
aún goteantes, penden de todas las ventanas.
El viento juega con el sol en ellas
y ellas ríen del juego y de la gracia.
Y hay las niñas bonitas
que se peinan al aire libre.
Cantan
los chicos de una escuela la lección.
Las once dan.
Por el arroyo pasa
un viejo cojitranco
que empuja su carrito de naranjas.






De Vicente Alexaindre, 

EL POETA SE ACUERDA DE SU VIDA

Perdonadme: he dormido.
Y dormir no es vivir. Paz a los hombres.
Vivir no es suspirar o presentir palabras que aún nos vivan.
¿Vivir en ellas? Las palabras mueren.
Bellas son al sonar, mas nunca duran.
Así esta noche clara. Ayer cuando la aurora
o cuando el día cumplido estira el rayo
final, ya en tu rostro acaso.
Con tu pincel de luz cierra tus ojos.
Duerme.
La noche es larga, pero ya ha pasado.



De Luis Cernuda…
HIMNO A LA TRISTEZA


Fortalecido estoy contra tu pecho
De augusta piedra fría,
Bajo tus ojos crepusculares,
Oh madre inmortal.
Desengañada alienta en ti mi vida,
Oyendo en el pausado retiro nocturno
Ligeramente resbalar las pisadas
De los días juveniles, que se alejan
Apacibles y graves, en la mirada,
Con una misma luz, compasión, y reproche;
Y van tras ellos como irisado humo
Los sueños creados con mi pensamiento,
Los hijos del anhelo y la esperanza.
La soledad poblé de seres a mi imagen
Como un dios aburrido;
Los amé si eran bellos,
Mi compañía les di cuando me amaron,
Y ahora como ese mismo dios aislado estoy,
Inerme y blanco tal una flor cortada.



De Emilio Prados
CANCION

No es lo que está roto, no,
el agua que el vaso tiene:
lo que está roto es el vaso
y, el agua, al suelo se vierte.

No es lo que está roto, no
la luz que sujeta al día:
lo que está roto es el tiempo
y en la sombra se desliza.

No es lo que está roto, no
la sangre que te levanta:
lo que está roto es tu cuerpo
y en el sueño te derramas.

No es lo que está roto, no,
la caja del pensamiento:
lo que está roto es la idea
que la lleva a lo soberbio.

No es lo que está roto Dios,
ni el campo que Él ha creado:
lo que está roto es el hombre
que no ve a Dios en su campo.


De Manuel Altolaguirre

EL EGOISTA

Era dueño de sí, dueño de nada.
Como no era de Dios ni de los hombres,
nunca jinete fue de la blancura,
ni nadador ni águila.
Su tierra estéril nunca los frondosos
verdores consintió de una alegría,
ni los negros plumajes angustiosos.
Era dueño de sí, dueño de nada.

ERA MI DOLOR TAN ALTO

Era mi dolor tan alto,
que la puerta de la casa
de donde salí llorando
me llegaba a la cintura.

¡Qué pequeños resultaban
los hombres que iban conmigo!
Crecí como una alta llama
de tela blanca y cabellos.

Si derribaran mi frente
los toros bravos saldrían,
luto en desorden, dementes,
contra los cuerpos humanos.

Era mi dolor tan alto,
que miraba al otro mundo
por encima del ocaso.



De Federico garcia Lorca

CIUDAD SIN SUEÑOS

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.
No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.
Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.
Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.



Por José Luis Ortiz Nuevo
©Shape Productions S.L.





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