lunes, 21 de enero de 2013

CANTARES DE GRANDALLANA


Antonio de Latour en la Reviie Britannique, y Emilia Pardo Bazán; dicen en referencia a los cantares españoles, en un artículo publicado en la Revue des Revues,  acerca del movimiento literario de nuestra patria: «Recordaré que existe en España una forma poética completamente original, los Cantares. Trátese de coplas de origen popular y de, poetas ignorados, tesoro que algunos poetas cultivados han venido á aumentar;» y después añade: «Los Cantares, como su nombre indica, se cantan con acompañamiento de guitarra en las fiestas gitanas, mientras rebosa la dorada espuma de la manzanilla en estrechos vasos. La voluptuosa melancolía del Cantar se adapta perfectamente á la música andaluza de los polos, playeras, peteneras y soleares. El Cantar es una compensación de la poesía académica y docta, que aún asoma su rugosa faz en concursos y juegos florales, pero cuyo reino, salvo en tales casos, puede darse por definitivamente acabado.» 
En este programa descubriremos los cantares de un recopilador de Jerez de la frontera  y amigo personal de Fernán Caballero, con quien mantenía comunicación en aquellos tiempos… Francisco José Pérez de Grandallana.



Dijo el Maestro…
Cantares.
Cantares de Francisco José Pérez de Grandallana, según el libro que se publico en madrid editado por la imprenta de Gregorio Juste, en la calle Pizarro 15 bajo, en el año de 1883. Cuando vieron la luz los cancioneros de Demófilo, las coplas de Balmaceda, y la monumental recopilación del señor Rodríguez  Marín.
Dijo el propio autor en un breve prologo de introducción al libro: “El cantar es la poesía mas verdadera por ser su forma la mas espontanea. Es la poesía antes de poner los pies en la tierra. Es un suspiro que se escapa del alma, y que como todo lo que es suspiro, vuela hacia el cielo. Todos los acento de la pasión herida, todas las dudas del amor desgraciado, todas las desesperaciones del  amor imposible, todas las remembranzas, en fin, que pueden encerrar el corazón en su cavidad sin fondo, todos esos sentimientos, y mil más hallan en el cantar su forma más natural y más verdadera. Si esto es así, si encierra tanta belleza y tantas pasiones  creemos que a nadie parecerá extraño, que el autor de este librillo, haya querido, entusiasta de la poesía y de lo bello, no imitar pero si embeberse del espíritu de los cantos dulcísimos de Andalucía, su patria; Procurando además, seguir cuanto le ha sido posible la sencillez de estilo de sus cantares patrios, habiendo, sin embargo, deseado siempre que las alas de la poseía,  no tocasen la tierra. Tampoco ha retrocedido ante una corrección siempre que,  corregido, hubiese perdido gracia y expresión  el cantar.
El autor sabe que sus cantares no son un hilo de perlas, más aun, ni siquiera una guirnalda de flores. Si Dios me hubiese dado la pluma del siempre llorado Bécquer, yo hubiera definido el cantar, pero puesto que ya el poeta lo definió, y se me ha negado su pluma, no defino lo que mejor que Bécquer  no definiría. 
Réstame pues añadir, que si en una de esas tardes tan frecuentes en mi  tierra, cuando un sol de fuego envuelve su frente soberana entre nubes de purpura y al descender dora, con sus reflejos, los llanos verdísimos de mi patria, si entonces, de un grupo de muchachas  que vuelven de sus campestres faenas alegres y risueñas,  sale un cantar de estos que ahora lanzo temblando al público, yo seré entonces, el más feliz de los poetas, si es que un poeta puede ser dichoso”…
Biarritz 1883. El autor…  Francisco José  Pérez de Grandallana.



Cantares de Grandallana…

No me escuchas y te escucho,
no me ruegas y te ruego,
no me miras y te miro,
no me quieres y te quiero.

El Cielo y las estrellitas,
en la fuente se reflejan.
Y en el fondo de mi alma
tu imagen, se mira y tiembla.

Nadie enjuagara mi llanto
Ni  consolara mis penas,
Que nadie ha sacado el mar,
ni contado sus arenas.

Recuerdo que no entristece
nada le recuerda al alma.
Que no es la brisa que besa
la que levanta borrasca.

Los gemido de mi alma
Nunca lo oirá la tuya.
Para un alma que no quiere
Todas las almas son mudas.



Cantares de Grandallana…

Sé que me estas engañando,
presiento tus esquiveces,
Y se también, por desgracia
que tus ojos me convencen.

Pienso lleno de tristeza
Mirando mi soledad
Que las lagrimas que lloro
Solo el viento enjugara.

El olvido y el amor
Son dos flores es verdad
Pero el olvido no brota
En donde el amor esta

Mas que quieres a tu mare,
mas que quieres a tu Dios,
mas que Dios te quiere a ti,
mucho más te quiero yo.

Ayer cogí rosas blancas,
tan blancas como la nieve
Y no te las ofrecí,
por ser más blanca tu frente




¡Ay! del hombre que se ríe
mientras que una mujer llora.
¡Ay! del pájaro que canta,
mientras que la flor se troncha.

Yo quisiera ser el aire
que amoroso te rodea.
Y que mis labios de un beso
Te besasen toda entera.

Te quiero por imposible
te quiero porque me odias
Quién sabe si las espinas
nos harán amar las rosas.

Una estrella que se apaga
Una flor que se deshoja,
Y una pasión que se olvida
Son siempre una misma cosa.

El amor es una flor
Que al cortarla se deshoja
Mas es preciso cortarla
Para  percibir su aroma.



Cantares de Grandallana

Viento que suspiros lleva
no me digas de quien son;
Que si fuesen para mí
No los preguntase yo

Blanca espuma de las olas
Negra sombras de los cielos
Imágenes de mis dichas
Sombras de mil pensamientos

Déjame siempre la duda
Que en la duda hay esperanza
En la esperanza consuelo,
Y en el consuelo la calma

La ilusión se desvanece
Como en el cielo las nubes;
Y una lagrima que rueda
Es una dicha que huye.

Las flores en el arroyo
doblan el tallo y se miran:
las mujeres y las flores
siempre fueron presumidas. 


Cantares de Grandallana…

Sobre el arroyo de plata,
echa el viento hojas de oro.
Y sobre el zafir del cielo,
sus ópalos el otoño.

Lo mismo me da morirme,
lo mismo me da vivir,
ni en el cielo ni en la tierra,
tú te acordaras de mí.

Mi cariño es más profundo
que el abismo de tus ojos,
y sabe Dios que en la tierra
como los tuyos no hay otros.

Madreselva y jazmines,
que trepáis por su ventana,
envidia tengo de verlos
tan cerquita de su casa

Las ilusiones son nubes,
y las realidades fango.
Más quiero ir por las alturas,
que por los suelos rodando.



Cantares de Grandallana…

Tiembla el roció en las flores.
Tiembla la palma en el valle.
Tiembla la nube en el cielo.
Tiembla mi ser, al mirarte.

Tengo miedo de mirarte,
y tengo miedo de oírte,
miedo de que no me quieras,
miedo de que no me mires.

Tantas lágrimas llore,
tantas me arranco la vida,
que hoy mi llanto más amargo
es una triste sonrisa.

Una tarde me embarqué,
perdí de vista la orilla,
el viento rompió las velas
y oí gritar: «Esa es la vida »

La dicha dura un momento
y es eterno el padecer:
«que la rosa vive un día
y cien años el ciprés.!




Cantares de Grandallana…

Yo te adoro con el alma,
mas tu desdén me da miedo;
Porque del desdén al odio,
tan solo media el despecho

Yo tengo quien bien me quiere
y que por tu causa pena.
Si yo pudiera olvidarte,
que contenta se pusiera.

Brisas de la mar salada
No habéis hecho más espuma
Que hicieron mis ilusiones
Y deshicieron mis dudas.

De todas mis ilusiones,
Ya tan solo una me queda;
Y es pensar que con el tiempo,
de no amarme te arrepientas

Cuando á convencerte llegues
de lo mucho que te quiero,
tú serás vieja, muy vieja,
yo seré viejo, muy viejo.

Cantares de Grandallana…
Cuanto más viento, más olas
¡Ay del mar en la llanura.
No combatáis al amor,
no se le domina nunca.
No me arranques la ilusión
Que la ilusión que se va
alas tiene de paloma
Y garras de gavilán
Morir sin haber amado
es un horrible martirio;
Pero lo es mucho más grande
morir sin ser querido.
No sueñes corazón mío
Porque quien sueña, despierta
Quien despierta se entristece
Y quien entristece, pena.
El que pierde la Esperanza
y no conserva la fe,
se muere muerto de frio,
se muere muerto de sed.

Cantares de Grandallana…
Déjame mirar tus ojos, 
déjame mirarme en ellos. 
Son tan negros tan profundos, 
que no me canso de verlos.
 Orilla del Guadalete, 
cielo azul de Andalucía, 
cuanto recuerdos abajo,
cuantos fulgores arriba.
Florecilla de los campos,
estrellitas de los cielos, 
no brilláis como sus ojos, 
no perfumáis cual su aliento.
Los cantares que compongo,
son flores que se deshojan, 
y perlas que se desgranan,
las palabras de tu boca.
Nadie sin amor se case,
que casarse sin amor,
es querer volar sin alas,
y sentir sin corazón.
Por José Luis Ortiz Nuevo
©Shape Productions S.L.













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